Los Rockeros de Satán

Los fragmentos del texto donde se cita a AC/DC están coloreados en verde.

Este reportaje es solo un extracto de la obra de Antonio Luis Moyano, Música y Cine Malditos, una investigación absolutamente pionera en nuestro país donde se exponen con todos los datos y argumentos las relaciones de las estrellas de Hollywood y resto del mundo con el ocultismo y las sectas, la existencia de mensajes subliminales en la música o la verdadera y dramática historia de las películas malditas. Un recorrido por personajes, canciones y films que no podrás olvidar nunca. Un libro inquietante y sobrecogedor que te abre las puertas a un mundo aún oculto.
 

Palacio de Justicia de Los Ángeles, (California).

Junio de 1970.

-Le comprendo perfectamente señor Manson -contesta el fiscal Bugliosi al acusado-. Usted es Cristo o Satán según su estado de ánimo... y es por amor que ha organizado esa masacre en la mansión de Polansky. Y según sus declaraciones ante este tribunal, fueron los Beatles quienes guiaron sus actos.

-Usted no lo entiende. Lennon, el profeta, me dijo: "Charlie, levántate; ¡degüella a esos cerdos que se lo pasan bomba en sus mansiones de Hollywood!. Los tiempos han llegado. ¡Tú eres el Hijo del Hombre y el Ángel exterminador...!"

Los miembros del jurado permanecen expectantes mientras el letrado coloca el disco bajo la aguja del gramófono. Sosteniendo la carátula del Álbum Blanco de los Beatles, el fiscal se dirige a la tribuna en la que se sienta el acusado: un extraño hombrecillo que apenas supera el metro y medio de estatura y con cuyo rostro se han impreso miles de camisetas como si del Ché Guevara se tratase. El tocadiscos comienza a rodar...

-¿Reconoce esta cacofonía?

Ensimismado durante unos segundos, Charles Manson alza la cabeza y presta atención. "¡Helter Skelter!" -exclama.

-Exacto -confirma el fiscal-. El Apocalipsis según los Beatles; o en otras palabras: ...el Quinto Evangelio.
 
 

"Esnifando" música

En 1997, casi coincidiendo con el treinta aniversario del descubrimiento de los primeros mensajes subliminales camuflados en algunos discos de rock; el Consejo Internacional de la ONU decidió presentar un polémico informe en el que mencionaba el hecho de que las letras de algunas canciones de música incluían tácitas referencias en las que se incitaba a los jóvenes al consumo de drogas. Su contenido iba aún más lejos al recoger una serie de propuestas sugiriendo que se incluyera como delito la apología que, de las drogas, se hace desde los escenarios de algunos conciertos. Si la exhortación de la ONU se hubiese llevado a la práctica, habría que haber enviado a la hoguera a un buen número de clásicos musicales del pop -o empapelar a sus compositores-, en cuyas letras se insinúan claves más o menos veladas sobre el mundo de las drogas:

"Mi dulce prima cocaína, pon tus manos frescas sobre mi cabeza./ Ah, venga hermana morfina, será mejor que me hagas la cama, / tú y yo sabemos que mañana yo me habré muerto (así) que puedes sentarte a mi lado y verás mis sábanas manchadas de rojo." ("Sister Morphine" Rolling Stones).

"Todos te sonríen cuando navegas mas allá de las flores que crecen increíblemente altas. / Taxis de papel de periódico te esperan en la orilla. / Te acomodas en el asiento de atrás con la cabeza en las nubes. / Y emprendes el viaje. / Lucy en el Cielo con Diamantes". ("Lucy in the Sky with Diamonds", Los Beatles).

Incluso hay quienes afirman que una de las canciones del álbum "Live Killers" del grupo Queen, contiene una inclusión subliminal que dice: "Start to smoke marihuana" ("Empieza a fumar marihuana"). Aunque en el panorama musical español, parece que las canciones son un poquito más explícitas y no han necesitado camuflar rocambolescos mensajes cifrados: "Y saco un papelillo; me preparo un cigarrillo; y una china "pa" el canuto de hachís. ¡Hachís! / Sácate la china, Tom; venga ya esa china Tom; quémame la china, Tom.... / ¡Lega-lega-legalización! Cannabis, de calidad y barato. / ¡Lega-lega-legalización! Cannabis, basta de prohibición". ("Cannabis" Ska-P).

Y es que, a pesar del tiempo transcurrido desde que la censura cortase planos al movimiento de caderas de Elvis Presley por considerarlo un gesto obsceno; todavía hoy en día la música moderna se convierte en asunto de debate no tanto por su calidad artística como por su faceta de elemento trasgresor del sistema establecido.

Convertida casi en la unidad de medida que separa la grieta intergeneracional, la música desempeña un papel transformador en el que se reflejan los cambios sociales. No es de extrañar que a los sectores más conservadores, parapetados en la necesidad de mantener los "valores tradicionales" a toda costa, les haya incomodado que nuevas formas de expresión encontrasen en la música su mejor aliada para manifestarse en contra del orden social.Con cierta periodicidad, y dependiendo del contexto histórico y de los valores religiosos y/o ideológicos imperantes, el conservadurismo social ha recurrido a distintos argumentos para condenar determinados estilos musicales. Como si siguiera el orden de las iniciales de la más conocida droga psicotrópica, la música ha sido asociada con la Lujuria, el Satanismo y la incitación al consumo de Drogas.

Ya en la década de los cincuenta, comenzó a plantearse la dudosa moralidad que acompañaba al ritmo de determinadas melodías. Bailes tan inocentes como el Twist se consideraba que exaltaban la libidinosidad de los jóvenes arrastrándoles hacia la lujuria (!). Como anécdota, una publicación de la comunidad religiosa de los Testigos de Jehová, editada a principios de los setenta, hace suyas las declaraciones de un lector que publicó algunos años atrás una carta en la revista "Times Magazine" de Nueva York advirtiendo sobre los peligros de tan candorosa forma de bailar: "Esperemos que los cuerpos de los jóvenes que bailan el Twist estén mintiendo y que la mente de estas personas no se esté comportando de la misma manera en que sus regiones pélvicas y pectorales lo hacen por fuera".

En la misma publicación mencionada, se recogen una serie de "recomendaciones" para los más jóvenes como la siguiente: "Hasta el baile de salón, que da énfasis a pasos en ciertos patrones acompañados por gráciles movimientos del cuerpo y en el cual las parejas bailan en abrazo, a veces pudiera envolver estimulación sexual debido al estrecho contacto físico. Por eso, si participas en estos bailes, por consideración reconoce la posibilidad de que estimules impropiamente al que baila contigo, aunque te parezca a ti que no estás lo suficientemente cerca de la otra persona como para que tú desarrolles el placer sensual del baile" (sic).

Pero los años setenta emergieron desencadenando una auténtica revolución sexual gestada en la década anterior. Las argumentaciones sobre los peligros de una moralidad indebida comienzan a tornarse caducas, y no logran frenar el avance de nuevas formas de expresión a través de determinados estilos rítmicos musicales. Fue entonces cuando se descubrieron los mensajes satánicos subliminales.
 
 

¿Pactaron Los Beatles con el Diablo?

Nuestra historia no podía haber comenzado de otro modo. Parece ser que, a principios de la década de los setenta, la prensa se hizo eco de los insólitos hallazgos llevados a cabo por el Padre Greenwald, un pastor protestante que ocupaba el tiempo libre que le permitía su misión evangelizadora con una curiosa y extraña afición: escuchar canciones de rock duro con los discos de música al revés.
No sabemos si su pretensión inicial era realmente la de buscar algún indicio demoníaco que explicase el infame aliento subversivo que acompañaba a la música rock; o si ésa era la excusa de un espíritu que, incapaz de superar la nostalgia de su pasado como músico, se sentía ávido por deleitarse con la cadencia de nuevos estilos musicales.Lo cierto es que, según él, entre los estridentes acordes que surgían al escuchar el reverso de composiciones tan emblemáticas como "Stairway to Heaven" (Led Zeppelin), o "Revolution Number Nine" (The Beatles) parecía manifestarse la voz del mismísimo Diablo.

Fue precisamente el célebre Álbum Blanco de Los Beatles, el disco en el que, según afirmaba, había localizado uno de los primeros mensajes subliminales. Escuchando al revés el estribillo de la original composición "Revolution Number Nine" se balbuceaba, siempre según los rumores difundidos, la siguiente frase: "Turn me on, dead man". ("Ponme en marcha, hombre muerto"; mensaje del que algunos autores en castellano han preferido hacer una traducción algo más inicua: "Excítame sexualmente (sic), hombre muerto").

En realidad, si nos tomamos la molestia de escuchar la canción al revés, poco o nada puede entenderse; aunque para los oídos del psicópata Charles Manson, el tema estuviera infestado de mensajes subliminales capaces de inspirarle la brutal matanza que llevó a cabo junto con sus seguidores de "La Familia".

También se decía, generándose así una auténtica "leyenda urbana" en torno al célebre cuarteto de Liverpool, que en la canción "Helter Skelter" podía escucharse un mensaje subliminal que insinuaba la frase "Paul is dead". Los rumores insistían en que Paul McCartney había muerto y que, para que el cuarteto inicial no se convirtiese en un trío que decepcionara a sus inagotables legiones de fans, el malogrado artista había sido sustituido, en la que sería la más hábil estrategia comercial de todos los tiempos, por un doble.

La teoría se corroboraba a través de los mensajes encriptados, sólo para iniciados, que el grupo se había permitido el detalle de deslizar a través de las portadas de algunos de sus discos. Así, por ejemplo, en la fotografía que ilustra la portada del disco "Abbey Road" -en la que se nos muestra a los cuatro miembros del grupo cruzando la calle por un paso de cebra- puede verse a Paul McCartney caminando con el paso cambiado con respecto a sus compañeros y con los pies desnudos. El detalle de este contraste, coincidente con las supersticiones de determinadas culturas afro americanas que representan a los muertos andando descalzos, confirmaba que el artista ya no estaba entre los vivos.
 Además, las vinculaciones de los Beatles con el satanismo estaban claras desde que en la portada del disco "Sergeant Pepper´s", apareciera el rostro de Aleister Crowley (1875-1947), célebre ocultista auto encumbrado como "la Bestia 666". Aunque, para disimular su admiración por tan reprobable figura, también aparecen las imágenes de Marilyn Monroe, Edgar Allan Poe, Marlon Brando, Carl Gustav Jung, Oscar Wylde o el gordo y el flaco. Por si quedara alguna duda, John Lennon se atrevió a afirmar en una ocasión: "Sé que los Beatles tendrán éxito como ningún otro grupo, para ello he vendido mi alma al Diablo." Fuera o no una mera extravagancia del artista, lo cierto es que el Diablo acabaría pasándole factura a finales de diciembre de 1980 cuando un fanático le disparara acabando con su vida.
 
 

"Simpatía por el Diablo" y otras canciones del montón

Los mensajes camuflados en los discos de música fueron atribuidos, lógicamente, a una intervención del Maligno, cuyos nuevos menesteres delataban su abierta inclinación por ciertos estilos musicales. Como el lector comprenderá, en un episodio que aspiraba a convertirse en la más reciente crónica de la sempiterna lucha entre las fuerzas del Bien y del Mal, no podía estimarse que tales hallazgos fuesen el resultado fortuito de un simple juego de fonemas.

Tal era la magnitud del descubrimiento del Padre Greenwald, que motivos no faltaron para que toda una tropa de correligionarios suyos, se viera obligada a reducir el horario de atención a sus feligreses con objeto de poder seguirle la pista a unos mensajes que, en desleal batalla, hacían una descarada apología de la competencia.

El trabajo exhaustivo y meticuloso de estos hombres de ciencia (aunque fuera teológica), puso al descubierto un buen número de mensajes subliminales de corte satánico.Así, por ejemplo, escuchando atentamente el reverso de la canción "When Electricity Came To Arkansas" del grupo Black Oak Arkansas (BOA) podía escucharse la siguiente letanía: "Satan... Satan... Satan... He´s God... He´s God... He´s God..." ("Satán... Él es Dios..."). Para los sectores más conservadores del fundamentalismo luterano, la evidencia de esta prueba era más que contundente: determinadas bandas musicales de rock habían establecido un pacto con los demonios en virtud del cual, cosecharían éxitos a cambio de llenar las calderas del Averno agenciándose las almas de aquellos jóvenes encandilados por su música. Así pues, de la tarea proselitista del Diablo se harían cargo muchas de las bandas musicales de rock.

No contentos con disimular mensajes subliminales en sus grabaciones, algunos de estos grupos camuflaban consignas satánicas en las iniciales de sus nombres de guerra. La perspicacia de algunos sacerdotes "busca demonios" ha permitido desentrañar su significado oculto. Así por ejemplo, sabemos que KISS no debe traducirse simplemente como "Beso", sino como "Kids In Satanic Service"; el apelativo de Prince sería en realidad un diminutivo de "Príncipe de las Tinieblas"; AC/DC no significa Corriente Alterna/Corriente Continua, sino Anti-Christh/Death-Christ; WASP no quiere decir "avispa", sino "We Are Sexual Perverts"; y Slayer (asesino) se correspondería con las iniciales de "Satan Laughs As You Eternally Rot" ("Satán se ríe mientras tú te pudres en la eternidad").

De la perniciosa influencia de estos grupos sobre los más jóvenes, nos encontramos con casos ciertamente bien documentados, que ni los más agnósticos podrían atreverse a poner en entredicho. Como muestra un botón. En su enjundioso opúsculo "Queremos solo tu alma", Ulrich Bäumer nos relata el siguiente hecho: "La infernal canción "God of Thunder" del grupo KISS contiene la intimación: 'Reúno las tinieblas alrededor de mí para que me diviertan, y te mando que te arrodilles ante el dios del estruendo, dios del Rock´n Roll'. Me contaron de un caso de un fan de los KISS que ha obedecido a la exhortación arriba citada orando a medianoche a un póster de los KISS. Acto seguido el póster se iluminó y Gene Simmons (uno de los miembros del grupo) movió su lengua sacada. Bajo la impresión de aquella experiencia horrible el muchacho quedó tan impresionado que nunca más se atrevió a escuchar al grupo KISS (sic)".

Sin querer defraudar al lector sediento de manifestaciones preternaturales, nos hemos tomado la molestia de escuchar una y otra vez y en sentido inverso el disco "Hey Jim Dandy" que contiene la canción (por llamarla de algún modo) "When Electricity Came To Arkansas" del grupo BOA. Nuestra búsqueda ha sido tan infructuosa que no hemos encontrado ni rastro de tan execrable mensaje subliminal. Y eso que la voz aguardentosa del vocalista del grupo, escuchada en sentido inverso, ayudaba a imaginarse la peor de las blasfemias.Aunque, la verdad sea dicha, tampoco era necesario tomarse la molestia de escuchar las canciones al revés con el riesgo de estropear las pletinas de un buen número de tocadiscos. Las letras de algunas composiciones musicales ya son de por sí suficientemente reveladoras de cuál es su inspiración:
 
 

"Por favor, dejadme que me presente. Soy un hombre rico y distinguido. / (...) He robado el alma y la fe de muchos hombres. / Estuve presente cuando Jesús tuvo sus momentos de duda y dolor. / Me aseguré de que Pilatos se lavara las manos." ("Sympathy for the Devil", Rolling Stones).

"¡Hey, Satanás! Estoy pagando mis cuotas tocando en un grupo de rock. / ¡Ey, mamá, mírame! Voy camino a la tierra prometida. Estoy en la autopista hacia el Infierno." ("Highway to Hell", AC/DC).

"Ella no había visto antes a la Bestia (..). / (La Bestia) la engatusó para que subiese al asiento trasero: "Te daré una vuelta... de aquí a la eternidad". / El Infierno no es un mal lugar; el Infierno está de aquí a la eternidad". ("From Here to Eternity" Iron Maiden).